Fue a principios de la Dinastía III (c. de 2700 a. C.) las mastabas* se empezaron a transformar en pirámides. Inicialmente dichas pirámides eran escalonadas, muy parecidas a las que podemos encontrar aún en Latinoamérica. Esas primeras pirámides eran construidas en forma de diversas gradas, como si se tratase de una colosal escalera que llevaba hasta el cielo.
La primera y más conocida de este tipo de pirámides es la de Saqqara, del faraón Dyeser (Zoser). Dícese que las intenciones del arquitecto eran construir un monumento que se elevara hasta el cielo para simbolizar la ascensión a los “cielos” de su patrón.
Pirámide escalonada de Dyeser, en Saqqara.
Antes de llegar a la pirámide clásica (o de caras lisas), como las que podemos encontrar en la meseta de Giza, encontramos otro tipo de pirámides, que siguen una clara evolución desde las mencionadas arriba, llamadas “pirámide romboidal”, o “pirámide acodada”, y las encontramos en en la región de Dahshur. En este tipo de pirámide las caras están formadas por dos pendientes en dirección a la cumbre. Algunos egiptólogos sostienen que la falta de uniformidad entre los pendientes podría ser debida al intento garantizar la estabilidad de la pirámide, a la falta de suministro de material, o bien a las dificultades de construcción según los métodos de la época.
*Las mastabas eran unas construcciones casi prismáticas que servían de sepultura a todos los mandatarios del Antiguo Egipto. Aunque se desconocen los motivos por los cuales las mastabas dejaron de construirse para eregirse pirámides en su lugar, el cambio se atribuye a un deseo de elevar el monumento lo máximo posible para destacar importancia al difunto faraón.
No hay comentarios :
Publicar un comentario