Has alcanzado lo alto de tu cuerpo, has llegado a tu coronilla. En el camino has descubierto a la Diosa dormida que habitaba en tu interior, has aprendido a conocerla, comprenderla y amarla y tu amor la ha hecho despertar de su letargo.Su energía se despliega ahora por tu envoltorio de carne y hueso, en tu corazón y en tu mente, Y comprendes que su espíritu necesita de tu cuerpo, mente y emociones para manifestarse. Pues solo cuando estos cuatro aspectos de ti bailan al mismo ritmo y frecuencia vibratoria experimentas el estado de trascendencia en tu danza de la vida.
En este punto experimentas una sensacion de ingravidez de livianidad, tomas tu velo y lo mueves expresando a través de sus suaves y efimeros movimientos la expansión de tu energía mas allá de tu cuerpo físico. El velo se convierte en una extensión de la vibracion de tu corazón que embelesa con su vuelo a todo aquel que lo observa. Y el ritmo suave se acelera y tu cuerpo empieza a girar, haciendo que tus cabellos floten al viento fundiéndose con el suave y transparente tejido de tu velo, los centros energético distribuidos a lo largo de tu columna están girando despertando una canal de energía espiral que fluye hacia arriba por tu espina dorsal para salir a borbotones por tu coronilla como una fuente color arco iris que te cubre por completo.
Te sientes en un estado de gracia, pero comprendes que tu misión ha de ser manifestada aquí en la tierra, así que dejas caer tu velo mostrando sin temor la imagen de la Diosa encarnada en un cuerpo de mujer, Isis desvelada, Y humildemente regresas a la conciencia de tu cuerpo material, respirando lentamente para conectar con tus formas femeninas en movimiento y con la fuerza de gravedad de la tierra que te atrae hacia ella. Flexionas tus rodillas y te deja caer sobre ella: tu madre, preparada para manifestar y transmitir en esta tierra donde habitas, las maravillas que has conocido en el cielo.
No hay comentarios :
Publicar un comentario