Este movimiento se inicia en los hombros. Con las palmas de tus manos mirando al suelo. Comienza echando el hombro derecho hacia delante y sintiendo como si un hilo invisible estirase desde el codo de tu brazo hacia arriba, seguido de la flexion de tu muñeca que deja que el brazo se lleve tu mano relajada. En el momento que el brazo alcanza la altura del rostro, comienzas el descenso. Ahora echa el hombro para atrás, deja que un hilo invisible atado a tu codo tire lentamente de tu brazo hacia abajo, mientras sientes como la palma de tu mano acaricia el aire al descender. El movimiento completo se logra al alternar el ascenso y descenso de ambos brazos.
Preparate para el movimiento dando apertura a tu pecho y manteniéndolo abierto, mientras tus hombros se mantienen libres de tensión para alternar el movimiento de forma continua y fluida. Permite que los brazos vayan encontrando poco a poco su propio ritmo. Siente tus manos fluir en armonía con en movimiento de rotación de tus hombros. El secreto de los brazos de serpiente descansa en la habilidad de dejarlos ir y en la fuerza de sus músculos para sostenerlos marcando la cadencia lenta del ritmo. No lo olvides, el movimiento debe fluir desde los hombros, pasar por tus brazos y llegar a tus manos de forma secuencial mientras que los pulmones se llenan y vacían de aire. Con este movimiento tu cuerpo se llena de energía.
No hay comentarios :
Publicar un comentario